Muchos hemos crecido con el dicho «para hacer bien las cosas, las tiene que hacer uno mismo». Por suerte, a lo largo de mi experiencia laboral me he dado cuenta que esa frase esta muy lejos de la verdad.
Creo que es una característica que comparten las pequeñas y medianas empresas acostumbradas a una forma de trabajo que no siempre les ha funcionado pero que les permite sobrevivir. El creador de la empresa es el que conoce el negocio, el que ha formado al resto de sus empleados, pero cuando la compañía comienza a crecer y se le hace imposible estar en cada uno de los detalles, es cuando necesita delegar las tareas y las decisiones, y es cuando empiezan los cortocircuitos.
Tratar de modificar ciertas costumbres no es fácil, pero tampoco imposible, solo hay que encontrar el equipo correcto para cada proyecto, demostrar los beneficios concretos y resaltar las ganancias, como ser:
- Mayor creatividad e innovación: Cuando las personas con diferentes habilidades, experiencias y perspectivas colaboran, es más probable que surjan ideas creativas y soluciones innovadoras. El resultado colectivo es mayor que la suma de los esfuerzos individuales.
- Mejora en la eficiencia y productividad: Porque las tareas pueden dividirse según las fortalezas de cada miembro, lo que permite que el trabajo se realice de manera más rápida y efectiva. Además, se pueden abordar tareas difíciles de manejar individualmente.
- Mejor toma de decisiones: En un entorno de equipo, las decisiones suelen ser más equilibradas porque se consideran diferentes puntos de vista y se evalúan más opciones. Esto reduce el riesgo de errores y mejora la toma de decisiones.
- Fortalecimiento de la comunicación: El trabajo en equipo fomenta una comunicación abierta y constante, también facilita la resolución de conflictos y mejora el ambiente laboral.
- Desarrollo de habilidades y aprendizaje continuo: Los empleados pueden aprender unos de otros, adquirir nuevas habilidades y mejorar sus competencias.
- Mayor motivación y satisfacción laboral: El trabajo en equipo crea un sentido de pertenencia y apoyo entre los miembros, lo que puede aumentar la motivación y la satisfacción en el trabajo.
- Alcance de metas comunes: Los equipos bien coordinados pueden trabajar de manera más eficaz hacia metas comunes, alineando sus esfuerzos para alcanzar los objetivos de la empresa de manera más rápida y con mejores resultados.
En un entorno empresarial cada vez más competitivo y dinámico, la capacidad de trabajar en equipo no es solo una ventaja, sino una necesidad. Es necesario aprovechar el poder del trabajo en equipo para llevar a cualquier empresa al siguiente nivel.